24.4.07

VIENTO SOLAR (1997)





















NEANT

Palabra gestada con esfuerzo,
volátil un segundo antes
del fugaz instante de eternidad,
casi logrado.

Poema: polvo de nada.



EVIDENCIA

Envejecen las manos antes que las palabras,
mas la juventud permanecerá
mientras creamos
que los frutos prohibidos no lo son,
intentemos devorar
a dentelladas de sol el tiempo que resta.

Es todo.
Lo demás, apenas
si hojas mustias de otros vientos,
retórica.



CÉSAR

Hoy busqué mi Vallejo
entre mis piedras de hambre;
hallarlo fue
más que alegría de aquel mi otro tiempo,
certeza de este hoy presuroso,
tanto que no deja lugar para recuerdos,
así de tan veloz el apurado.

Y allí estaban grito y latido todo uno
en cada verso, en cada
palabra latida con todas las respiraciones
de todas las vidas
que murió
y en cada letra rotunda como gota de sangre suya
en arterias de otros.

¡Ah! si hubiese olvidado sus poemas que me sé de siempre,
no haber sabido de él hasta este día,
en que necesitaba descubrirlo.



NO COMPATIBLE

Con más de cincuenta años de vida caminada,
intensidad de amor
en un asombrado corazón
y las mismas ganas que a los veinte
aquí estoy;
y si esto fuera poco
me enamoro sin cable a tierra
como un adolescente atropellado.
Algo más todavía: la necesidad
de hacer y deshacer
las veces que sea necesario,
la urgencia de crear al infinito
como si la eternidad no me cupiera,
(en este caso eternidad quiere decir la nada).
Y sol tras sol
más la esperanza de otros soles,
este humano subversivo a la muerte,
no compatible con la antialegría,
cada mañana nace para siempre.



DOS

Al descubrirse supieron que albergaban similares temores:
el del fuego en presencia del agua,
el de la palabra frente a los hechos,
el de la ausencia ante el abandono.

Vienen de historias viejas a escribir una nueva –no un
capítulo más–
cuyo final ignoran,
saben que podrán rescribir si aceptan ciertas reglas:
ser de a dos sin dejar de ser uno;
el pasado no existe mas lo llevamos dentro;
no hay heridas visibles, pero palpamos cicatrices;
incluso en armonía suelen reptar las dudas;
no existe amor eterno: sólo ahora y aquí.

Se saben cómplices;
abren el cuaderno, escriben con la vida.


PROPÓSITO

Desprender los antes inservibles
–apéndices inútiles–,
abrir espacios de existencia
a nuevas realidades, otras respiraciones.
(Simple el planteo de intención magnífica.)
Pero cuesta encerrar la niebla del ayer en un cuarto olvidado,
dar dos vueltas con la llave del hoy, decir: ahora.



JORNADA

Apago la lámpara
cuando el trinar del alba enciende el nuevo día.

Una íntima música fue la compañía necesaria.
El silencio arropa a mi hijo
que descansa su alegría.

Trabajé duro esta madrugada
levantando ladrillo a ladrillo la casa de la vida.



RENACER

Garúa en las calles con un saldo de lluvia sobrante de anoche;
un indeciso Sol espía con poquitas ganas.
Mientras camino hacia la vida,
percibo cómo el hoy reduce a cenizas
los viejos huesos flacos del ayer que aún quedaban.



FRAGMENTO DE LUZ

No buscar lo que ya se posee
ni comparar lo obtenido con lo que se tuvo;
no apoyar el hoy
sobre el apolillado esqueleto del ayer.

Gastar la vida desde el ahora
con lo casi nada que se tiene.

Cuando la muerte se nos meta en los ojos,
veremos chisporrotear las ilusiones
entre vestigios de algún fuego que perdura,
débil señal de la felicidad de un momento,
los pasos más firmes que dimos
en esta marcha incierta.



FUTURO IMPERFECTO

Todo se rompe aunque no se gaste,
otras –las menos– se gastan sin romperse,
a la mayoría las rompemos gastándolas.

Rompe el juguete el niño y se queda sin juego.
Rompe la vida castillos ilusorios.
La realidad rompe los sueños,
y el hombre el amor sin haberlo entendido.

Sólo queda el recuerdo de lo que se tuvo,
que jamás corresponde a como en verdad fue.


MOMENTO Y FUGA

Fruto alegre y nutriente,
mi corazón abierto
para que te sirvieras.

Cuando ya no hubo más,
te fuiste de mi mesa
con hilos de jugo en los labios.
En tu huida en las sombras
no viste
todo lo que aún quedaba.

No morderá tu vida más frutos de mi árbol.
Tendrás que alimentarte con tu hambre.



AGUJERO NEGRO

Estar solo ha perdido el estado de gracia
de las arboledas que sacuden los vientos.

Todos los transeúntes que agitan la avenida
pisan sobre mi vientre y caen al vacío;
contemplo los objetos de misterio electrónico
con un desinterés de estirpe cavernaria;
rebotan las bocinas con mortecinos ecos
contra mi cuerpo huérfano ausente de tu aire;
tengo la sensación de ser un astronauta
confinado al olvido en el fondo del mar.

El Sol me entristeció con su alegría
y la mesa de un bar fue santuario y refugio
para invocarte en versos que sólo a mí interesan.

Lo vivido hasta aquí se ha vuelto de neblina;
hasta la eternidad me parece migaja.
Las cosas más queridas comienzan a aburrirme;
dejo para después hasta la sed y el hambre.

Contradicción perpetua la del amor constante:
aun sabiendo que el tuyo es mi mayor certeza,
su momentánea ausencia me desplaza del alma.

Así es como el poema se niega a las palabras:
apenas si consigo garabatear un signo.

Pero nada de esto es la realidad última,
además no es verdad, apenas si el instante
cuando te quiero cerca sabiendo que estás lejos.
Extrañar, que le dicen...




ALLEGRETTO

El misterio del silencio es cómplice
en la madrugada que se prenuncia gris,
con pájaros mojados y gatos en receso.

Con el alma atontada por nuevas emociones
y un estreno de alegría en la casa del corazón,
creceré en la mañana con voz nueva.
Anoche maté los últimos antes
con el puñal caliente de la felicidad.



OQUEDADES

Los amigos mueren ignorando que dejan
espacios descubiertos –baldíos del alma–
donde amontonamos recuerdos –escombros del pasado–
con cuyos fragmentos reconstruimos opacamente
momentos fraternales del luz
en los que nos movíamos libres,
despreocupados de la muerte,
cuando con una mano creíamos tocar la eternidad
y con la otra darle de comer –ilusos– migajas de nosotros.


JUEGO PELIGROSO

Uno viene con la enquistada costumbre
de los dobles mensajes, la leve promesa,
irreductible a dejarse llevar por frases huecas.

Si alguien nos dice amor, casi no creemos
y sonreímos, como única respuesta.

Rumiamos el encuentro; sin creer en lo escuchado
optamos por más sed a la sed, más agua al naufragio,
elegimos cuidar las viejas cicatrices
antes que arrojarnos sobre un nuevo puñal
que acaso esta vez nos hiera de vida, no de muerte,
al abrirnos un tajo profundo de luz
que ese heridor, vital, desconocido,
quiere llenar hasta el desborde con cachitos de Sol,
grandes pedazos de alegría,
alguna que otra locura a más no poder, cosas nuevas.

Pero nos replegamos hacia la soledad,
conocida e inútil como nuestra sombra,
que nos escamotea la realidad con espejismos.



CON OTRA PIEL

Dejé en un bar mi última tristeza
añorando el pasado con las penas;
también quedaron imposibles sueños,
frágiles cáscaras de otras fantasías:
los te espero hacedores de abandono
cuyo luto de alcohol vistió al olvido.
Agua pobre y escaso pan del alma
para mal nutrimiento del poema.

Ahora en la calle hasta me sobran ganas,
tengo sitio de más en la ternura
y el lugar del amor desocupado.
No hace falta buscar, vendrá a mi vida.

Otra vez Buenos Aires me parece
el único lugar de la alegría.



PACTO

Se pacta con la poesía de por vida: hasta la oscuridad.
No hay quien quiebre este pacto.

No testimoniar cada vez que la emoción nos toca
no implica silenciarla:
a veces escribe en nosotros con latidos de sangre
como en un cuaderno palpitante. Y es todo.

No siempre vibra impresa
con ondulado ritmo en líneas desiguales
sus pálidos fragmentos de un momento fugaz.

Se vive la poesía intentando asir su desnudez,
verdad última que el tiempo desbarata;
lo más intenso no se expresará nunca.

El ciclo se repite,
cuando obstinadamente volvemos al poema.



ÚLTIMO TREN

Pasan los días como postes desde un expreso;
hay vagones de desesperanza, inmóviles junto a una vía muerta;
otros, descarrilados por los años, mohosos de angustia,
corroídos por la desazón y el desamparo.

Los que aguardan en las estaciones nos ignoran mientras
viajamos raudos.

Todas las barreras están bajas.
Desde el furgón de cola
vemos cómo el pasado pierde contorno envuelto por la bruma.

Al entrar en el túnel ha caído la noche.
Llegamos solos y nadie nos espera.
El último silbato no es audible.
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