descubrimiento de nosotros
era un pequeño bar y la tibieza
sabían a paz las medialunas de
aquella madrugada
después del whisky sin secreto
de una noche de agosto en “la tacita”
afuera había un día nuevo que estrenaba el diariero
de una noche de agosto en “la tacita”
afuera había un día nuevo que estrenaba el diariero
camioneros llegados con el alba
y una húmeda neblina a lo largo de avenida la plata
y una húmeda neblina a lo largo de avenida la plata
pero en el bar aquel donde estuvimos me conocí en tus ojos
vi cómo la mañana se enredaba en tu
pelo
echaban a volar las palabras que habían llegado a unirnos.
sin música
un cielo duro y frío
recuerdo su color y tu mirada
un largo demorarse en el presagio
las manos que ya no se encontraron
el bar silencioso y un silencio sin duendes
sin el mínimo indicio que acercara el instante
después salir al golpe
a lo que nos dolía con otoño por butteler
la noche atacándonos su violenta poesía
su llovizna de adiós
y la tristeza de nosotros.
pensando en vos por cabildo y monroe
me dejaste en las manos un río de partidas
en los labios tu mínima canción
la espera como un pañuelo de regresos
viento en los ojos
pero los años fueron cayendo sus veranos
violando sus noviembres a espalda de nosotros
un día nos miramos en distintos espejos
que reflejaron un idéntico olvido
una despedida que no nos atrevimos a enfrentar.
poema en el bar de coronel díaz y mansilla
de verte una vez más
el amor es lo único que podría sucederme
según como se mire
hasta sería una cosa carente de importancia
pero este estar aquí en donde estoy
es lo que valoriza todo intento
o se dice que no o se vuelve a empezar
por eso si venís
si esta tarde llegás con el otoño que hace
te sentás enfrente y nos miramos
voy a pensar de nuevo que es entonces
y ya no importaría que aquel amor por vos vuelva a pasarme.
julio 20
hoy es julio
silencio y un día 20
imagen de ayer
tarde borrosa de aquel año
tus lentas manos sobre el mantel de grandes cuadros rojos
un libro dedicado sin pensar el después
en el bar de deán funes y belgrano
no sé si nos fuimos con la noche o quedamos allí
en el último gesto del amor que se apaga
de lo que no será
ayer cuando pasé estábamos charlando
y vos jugabas con las migas.
muchacha de otro otoño
ni en la parada del 123
ni en ese oscuro bar de pampa y una esquina
ni por los otros de filosofía
donde cualquiera se tutea con hegel
y las izquierdas se disputan a marx
pude encontrarte
no estabas fumando en la mesa de siempre
frente al café con crema y rayuela a medio leer
pero fui para vernos entonces
aquel extraño amor que compartimos
nada más que ese intento tan así de ternura
y el nombre que entonces te inventé
si anoche fui a buscarte
sólo fue para verme el ayer
muchacha de otro otoño.
después como una sombra
acaso tu manera de mirar
o el ya no debo que dijiste esa tarde
fue lo que me ató aún más a tu presencia que se iba
porque siempre lo que no puede ser
nos aprisiona con más fuerza que todo lo inmediato
lo no poseído
o apenas la posesión furtiva
es lo que con más ardor deseamos
aun a plena conciencia del difícil olvido
de la segura soledad
del dolor que sobrevive a tanta exaltada vehemencia
pero es el sino
y el destino se cumple.
echaban a volar las palabras que habían llegado a unirnos.
sin música
un cielo duro y frío
recuerdo su color y tu mirada
un largo demorarse en el presagio
las manos que ya no se encontraron
el bar silencioso y un silencio sin duendes
sin el mínimo indicio que acercara el instante
después salir al golpe
a lo que nos dolía con otoño por butteler
la noche atacándonos su violenta poesía
su llovizna de adiós
y la tristeza de nosotros.
pensando en vos por cabildo y monroe
me dejaste en las manos un río de partidas
en los labios tu mínima canción
la espera como un pañuelo de regresos
viento en los ojos
pero los años fueron cayendo sus veranos
violando sus noviembres a espalda de nosotros
un día nos miramos en distintos espejos
que reflejaron un idéntico olvido
una despedida que no nos atrevimos a enfrentar.
poema en el bar de coronel díaz y mansilla
de verte una vez más
el amor es lo único que podría sucederme
según como se mire
hasta sería una cosa carente de importancia
pero este estar aquí en donde estoy
es lo que valoriza todo intento
o se dice que no o se vuelve a empezar
por eso si venís
si esta tarde llegás con el otoño que hace
te sentás enfrente y nos miramos
voy a pensar de nuevo que es entonces
y ya no importaría que aquel amor por vos vuelva a pasarme.
julio 20
hoy es julio
silencio y un día 20
imagen de ayer
tarde borrosa de aquel año
tus lentas manos sobre el mantel de grandes cuadros rojos
un libro dedicado sin pensar el después
en el bar de deán funes y belgrano
no sé si nos fuimos con la noche o quedamos allí
en el último gesto del amor que se apaga
de lo que no será
ayer cuando pasé estábamos charlando
y vos jugabas con las migas.
muchacha de otro otoño
ni en la parada del 123
ni en ese oscuro bar de pampa y una esquina
ni por los otros de filosofía
donde cualquiera se tutea con hegel
y las izquierdas se disputan a marx
pude encontrarte
no estabas fumando en la mesa de siempre
frente al café con crema y rayuela a medio leer
pero fui para vernos entonces
aquel extraño amor que compartimos
nada más que ese intento tan así de ternura
y el nombre que entonces te inventé
si anoche fui a buscarte
sólo fue para verme el ayer
muchacha de otro otoño.
después como una sombra
acaso tu manera de mirar
o el ya no debo que dijiste esa tarde
fue lo que me ató aún más a tu presencia que se iba
porque siempre lo que no puede ser
nos aprisiona con más fuerza que todo lo inmediato
lo no poseído
o apenas la posesión furtiva
es lo que con más ardor deseamos
aun a plena conciencia del difícil olvido
de la segura soledad
del dolor que sobrevive a tanta exaltada vehemencia
pero es el sino
y el destino se cumple.