2
Te esperé, y hubo ausencia.
La tarde resbalaba en los cordones
hilos de sol adormecidos.
Después la noche en soledad y la nostalgia
llenaron la plaza de violines.
3
Hoy me sentí más solo
que un reloj que sólo él se escuchara,
rodeado por tu ausencia
que se quedó conmigo.
Entonces comprendí que la muerte
es la suma total de las esperas.
6
A las cinco de la tarde
nos encontramos en una y otra punta del teléfono.
Tanto tiempo
y tu nombre nacía de mis labios hacia vos;
tanto tiempo
y mi nombre llegaba casi nuevo por tu voz.
A las cinco de la tarde
fueron cinco minutos de un invisible encuentro.
Cinco minutos apenas,
para intentar una inútil zancadilla al destino.
18
Sabía que habría un adiós antes de la despedida.
Un adiós que si nadie dijo no por eso no fue.
Sabía que habría un recuerdo
aun antes del amor comenzado;
un recuerdo que aunque no recordemos,
tal vez nos esté recordando.
19
Solo por la calle desierta.
La lluvia apenas si se deja caer
–oblicua–, como el remordimiento.
Desde un tiempo imposible
llama lo que ya fue
con una voz de ayer que reconozco.
Sin embargo es inútil:
algo me hace avanzar con el tiempo
e impide que regrese.
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